El pasado viernes 5 de abril, el Consejo de Ministros aprobó el Plan Integral de Vivienda y Suelo, un Plan integrado por diversos programas cuyos objetivos, entre otros, son facilitar el acceso a la vivienda y mejorar la calidad, la sostenibilidad y la eficiencia energética del parque de viviendas existente.

Entre las diferentes medidas, está la aprobación del Real Decreto de Certificación Energética de Edificios Existentes.

Esta nueva norma establece que, a partir del 1 de junio de 2013, todas aquellas viviendas que se vayan a vender o a alquilar por un periodo superior a cuatro meses, deberán disponer de un certificado de eficiencia energética.

Este certificado será la “etiqueta” que, al igual que ocurre con los electrodomésticos, indicará el consumo energético de las instalaciones mediante una serie de letras, representando la “A” la máxima eficiencia y la “G” el grado de eficiencia energética más bajo. El objetivo es evaluar el consumo de cada edificio para los mismos niveles de confort, proporcionando información objetiva a los usuarios.

El certificado deberá también incluir información sobre las características energéticas del edificio y un documento con recomendaciones para mejorar la eficiencia energética del mismo.

La Asociación de Empresas de Servicios Energéticos (ANESE) estima que una vivienda eficiente puede consumir hasta un 86,4% menos que una que no lo es, con la repercusión que ello tiene en la factura de energía.

Algunos de los indicadores que se tendrán en cuenta para extender la certificación son: la envolvente del edificio, aislamientos existentes, instalaciones generadoras de energía, calefacción y refrigeración del edificio, agua caliente sanitaria e iluminación.

El coste energético supone aproximadamente el 30% de los gastos de una comunidad media de vecinos. De esta cantidad, en torno al 80% corresponde a la calefacción y el agua caliente. Es por ello que las medidas de ahorro y eficiencia energética tienen un impacto tan notable en la economía de la comunidad.

Pero el ahorro económico no es la única ventaja de esta certificación. En el caso de aquellas viviendas a la venta o en alquiler, los expertos indican que una mejor calificación energética puede suponer una revalorización del inmueble de hasta un 20%. Es decir, la eficiencia energética es un valor añadido.