Para algunos, el verano es tiempo de vacaciones. Para otros, en cambio, es momento para trabajar. Los expertos de Remica Servicios Energéticos advierten de que la jornada laboral debe transcurrir en un entorno adecuadamente climatizado y ventilado, especialmente cuando las temperaturas son más extremas, como en los meses más calurosos. Un adecuado confort térmico mejora el rendimiento de las personas, y además es básico para evitar riesgos para la salud en el trabajo.
Sin embargo, igual de importante es que esta necesidad ‘extra’ de refrigeración no se traduzca en un derroche energético y emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera. Un objetivo que se puede lograr teniendo en cuenta estas recomendaciones. Seguirlas, puede suponer hasta un 30% de ahorro de energía.
- Un buen mantenimiento es fundamental. Si se ha realizado un correcto mantenimiento preventivo y correctivo durante todo el año, el sistema funcionará de manera adecuada y se evitarán problemas técnicos y riesgos sanitarios en la época en la que el sistema de refrigeración debe funcionar a pleno rendimiento. Este mantenimiento debe realizarse por parte de profesionales cualificados, que además sean capaces de optimizar la instalación para lograr una mayor eficiencia energética.
- Se recomienda regular la temperatura a unos 26 grados centígrados ¡Una temperatura demasiado baja es un gran derroche de energía! A pesar de que en un mismo espacio dos personas pueden tener una sensación térmica diferente, regular la temperatura a unos 26 grados centígrados se considera suficiente para que las personas se sientan confortables.
- La diferencia de temperatura con el exterior no debe superar los 12 grados centígrados. Además de un despilfarro energético, que el sistema de refrigeración esté a una temperatura demasiado baja puede provocar problemas de salud como resfriados, dolores de cabeza o contracturas.
- Adaptar la temperatura en función de las necesidades de cada zona. Por eso, a la hora de diseñar el sistema de climatización se debe realizar un estudio previo para determinar las necesidades térmicas de cada zona. Si se trata de un espacio ya en funcionamiento, conviene realizar un estudio que determine cuáles son las necesidades de refrigeración de cada puesto de trabajo para realizar las mejoras oportunas. De ese modo se evita el derroche energético y se aumenta el confort.
- Programar el encendido y apagado del sistema. Durante una jornada laboral las necesidades de refrigeración varían debido a múltiples factores: los espacios se quedan vacíos, en unas zonas el sol incide más que en otras… El funcionamiento del sistema de refrigeración se puede automatizar gracias a dispositivos como los termostatos. Estos dispositivos permiten individualizar el control de cada equipo, indicando que dejen de funcionar cuando alcanzan una temperatura adecuada. Incluso, hay modelos que permiten realizar una programación horaria para que se apaguen automáticamente en los periodos en los que el recinto permanecerá vacío.
- Beneficiarse del ‘enfriamiento gratuito por aire exterior’. El sistema de enfriamiento gratuito por aire exterior o free-cooling proporciona grandes ahorros energéticos. Consiste en utilizar aire del exterior, normalmente solo filtrado, en vez de recircular aire del retorno. Para poder beneficiarse del free-cooling la instalación debe contar con sistemas de climatización por aire y las unidades de tratamiento de aire deben estar equipadas con elementos que permitan realizar un control adecuado de la instalación.
- ¿Realmente es necesario activar el sistema de climatización? En ocasiones, se puede refrigerar un espacio de trabajo sin encender el aire acondicionado. Abrir ventanas en fachadas opuestas para crear corrientes de aire o bajar los estores para evitar que la luz natural provoque que se concentre el calor son dos gestos sencillos que ayudan a ahorrar energía.
- ¡Apaga los aparatos electrónicos que no utilices! Mantener encendidos los aparatos eléctricos y luces que no utilizas es un derroche energético en sí mismo. Pero, además, provoca que aumente más de lo necesario la temperatura ya que, al funcionar, estos dispositivos también generan calor.
- ¿Has revisado el aislamiento térmico? Aunque el sistema de climatización sea muy eficiente, se seguirá derrochando energía si el aislamiento térmico del edificio es deficiente o si los conductos a través de los que se transmite el aire no constan con el aislamiento térmico adecuado.
- Buscar la implicación de todos los que utilizan la instalación. Mejorar la eficiencia energética del sistema de refrigeración no es solo una cuestión tecnológica ¡también depende de las personas que utilizan la instalación! Por eso, mantenerles informados a través de carteles, charlas o manuales sobre cómo utilizar el sistema de refrigeración y buscar su colaboración es fundamental para terminar con el derroche energético.
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